Cuando las palabras duelen más que los golpes
Esta puede ser la historia de muchos, pero hay una salida para…
«Tuve depresión crónica y ansiedad severa»
«Desde los 6 años ya deseaba morir»
«A los 10 años comencé a beber alcohol»
«Llegué a golpear a mi madre»
«El alcoholismo fue la “herencia” de mi padre»
«Mi consumo aumentó, tomaba casi a diario»
«Me ahogaba por tanta ansiedad»
«Llegué a lastimarme físicamente»
«Decían que yo no serviría para trabajar»
«Solo deseaba quitarme la vida»
«Cualquier cosa era motivo para pelear»
«Mi esposa sufría, pero mi carácter me impedía comprenderla»
«Era el proveedor de la casa, pero no les daba atención»
«Nuestros problemas generaban violencia»
«El alcohol y las drogas estaban destruyéndome en el amor»
«Entre nosotros había golpes, gritos y humillaciones»
«Mi esposo tenía vicios y peleábamos a golpes»
«Solía llorar y le decía que nunca lo iba a perdonar»