¿Solo eso?

El pasado domingo 2 de marzo, el obispo Franklin Sanches destacó en el Santo Culto el poder de la palabra y la importancia de bendecir en lugar de murmurar o reclamar. Basado en el pasaje bíblico de Marcos 6:38-44, donde Jesús multiplicó los panes y los peces, el obispo enfatizó cómo la actitud ante lo que poseemos puede marcar la diferencia entre la escasez y la abundancia.
Cuando Jesús recibió los 5 panes y 2 peces, no se lamentó ni se quejó de que era poco para alimentar a una multitud. En cambio, los bendijo, y los alimentos se multiplicaron. Esta enseñanza es una lección práctica para la vida cotidiana. En lugar de decir «¿sólo eso?» con frustración cuando el sueldo es bajo, cuando el negocio no prospera como se espera o cuando las circunstancias parecen desfavorables, debemos aprender a bendecir.
El peligro de maldecir
El obispo Sanches alertó sobre el peligro de la murmuración, explicando que existe un demonio llamado «murmur» que lleva a las personas a quejarse constantemente. «Cada vez que murmura, invoca a un demonio», advirtió, destacando que el mal uso de la palabra puede atraer negatividad y cerrar puertas en la vida de una persona.
Todo lo que se bendice, se multiplica
Para llevar la bendición a la práctica, el obispo recomendó aplicar este principio en todas las áreas de la vida: bendecir el dinero recibido, por poco que parezca; bendecir la casa, aunque no sea la ideal; bendecir el trabajo, los hijos, la familia y hasta a las personas que resultan difíciles de tratar. «Todo lo que usted bendiga se multiplica», reafirmó.
Como parte de este llamado a la transformación a través de la Palabra, el obispo invitó a los presentes a participar durante 21 días en el Ayuno de Zacarías, inspirado en la historia bíblica en la que Dios enmudeció a Zacarías por dudar de la bendición de tener un hijo con su esposa dado que ambos eran de edad avanzada.
Durante este periodo, los participantes se comprometen a vigilar sus palabras, absteniéndose de murmuraciones, quejas y comentarios negativos, para centrarse en bendecir y proclamar palabras de fe y gratitud.
El desafío consiste en reemplazar la queja por la gratitud, la maldición por la bendición y la duda por la confianza en Dios. Porque, como Jesús demostró al multiplicar los panes y los peces, cuando se bendice con fe, la provisión llega en abundancia.
«Entonces Él tomó los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, los bendijo, y partió los panes y los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran; también repartió los dos peces entre todos. Todos comieron y se saciaron. Y recogieron doce cestas llenas de los pedazos, y también de los peces. Los que comieron los panes eran cinco mil hombres.» (Marcos 6:38-44).
También lee: Él no me faltará
comentarios