«Y dejaré atónitos por ti a muchos pueblos, y sus reyes tendrán horror grande a causa de ti, cuando haga resplandecer Mi espada delante de sus rostros; y todos se sobresaltarán en sus ánimos a cada momento en el día de tu caída.» (Ezequiel 32:10)
Los reyes de Israel fueron reprendidos por Dios y todos los demás reyes de ese entonces también temieron al Señor Todopoderoso. Y Él no ha cambiado su forma de llamar la atención sobre los errores o injusticias cometidas por quienes Lo conocen. Para ellos, hay mucho más rigor que para los que aún no lo han conocido. Solamente es necesario estar sensible a la Voz del Espíritu Santo para reconocer sus faltas y enmendarse ante Él.
Por Ester Bezerra
