«A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas» (Efesios 3:8-9).
La humanidad rechaza al Señor Jesús y no sabe de Sus Riquezas, desprecian que el mundo fue creado por Él y para Él. La voluntad del Padre es ser el Redentor de los pueblos para la salvación del alma de cada pecador.