¡No se convierta en un monstruo!

Nuestra guerra no es contra carne o sangre (personas), sino contra principados y potestades (espíritus malignos). Entonces, saber en contra de quién luchamos realmente nos posiciona en el lugar correcto y con los pensamientos correctos.
Además de eso, esa sabiduría nos ayuda a no cometer lo que tanto repudiamos en nuestros adversarios.
Pues, en grandes batallas, hay una oportunidad enorme de quien lucha para convertirse en un «monstruo», exactamente igual a los «monstruos» contra los cuales ella lucha y les tiene tanta repulsión.
Luchar, vencer y permanecer con la buena conciencia sin naufragar.
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