«Mi vacío fue por una infancia rota»

«Crecer sin la presencia constante de mi mamá me llenó de soledad y abandono. Ella era madre soltera y trabajaba mucho, pero los fines de semana se iba de fiesta con sus amigos. Me marcó profundamente saber que, durante su embarazo, pensó en no tenerme. Todo esto derivó en una fuerte depresión.
Para suplir mi necesidad emocional, busqué refugiarme en amigos problemáticos, fumaba mucho y procuraba tener vida fuera de casa. Aunque no le falté el respeto directamente a mi mamá, descargaba mi enojo siendo grosera con sus parejas.
Un día, mi mamá asistió a la Universal y, tras contarme su experiencia, le pedí que me llevara. Fue muy lindo estar ahí; sin embargo, me costó cambiar. Increíblemente, pude madurar y encontrar a Dios en medio de una situación difícil, cuando mi mamá estuvo internada en un hospital. En ese momento éramos solamente Él y yo. Al acercarme con sinceridad al Señor, tuve la seguridad de que Él me escuchaba. Su presencia en mí me confirmó que no estaba sola. El vacío terminó, pues en Él hallé el refugio y el amor de Padre que tanto necesitaba.
Mi mamá sanó y me pidió disculpas. Eso fue el fin del rencor hacia ella. Desde entonces, nos hemos vuelto compañeras, nos tenemos confianza y cariño.» -Nayeli Gachuz
Hay esperanza
Si has estado triste o tienes depresión, te invitamos a participar en las reuniones del Templo de los Milagros: Av. Revolución núm. 253, en la colonia Tacubaya, CDMX. Por tu fe, es posible superar el mal del siglo.
También puedes consultar el horario de la reunión en la Universal más cercana a tu domicilio.
(*) La asistencia espiritual no sustituye los cuidados médicos. Será el tipo de trastorno, su origen y el modo de ser de la persona los que configurarán la manera de orientar, en cada caso.
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