La mayoría forma un hogar y una familia con la ilusión de alcanzar estabilidad y felicidad. No obstante, esa dicha puede verse nublada por el maltrato, la infidelidad, los vicios e inclusive por la envidia de otros. Esto último es un sentimiento maligno que puede orillar a una persona a destruir la vida de otra. Tal fue el caso de Lorena Castañeda, quien además de pasar por experiencias muy dolorosas, vivió en carne propia los estragos de varios trabajos de brujería lanzados en su contra. «Al descubrir que mi esposo me había sido infiel, su amante comenzó a atormentarme: me llamaba y me enviaba fotos de ellos, eso me mortificaba y no podía contener el llanto; constantemente discutía con mi esposo hasta llegar a los golpes y como mujer me sentía desvalorada», contó.
Asimismo, Lorena se percató de que estaba siendo víctima de situaciones paranormales y brujería. «En mi casa llegué a encontrar sal tirada, tierra de panteón, aceite quemado, bultos amarrados; pienso que a raíz de esos trabajos viví un infierno. Además, en la casa se apagaban y encendían las luces, abrían el clóset y una de mis hijas llegó a decirme que veía a una persona parada al lado de mi cabecera, eso me impactó. Por si fuera poco, en una noche de insomnio descubrí a una persona lanzando cosas hacia mi azotea y vertiendo un líquido afuera de la vivienda; otra persona me dijo que ella trabajaba con un espíritu de muerte. No supe por qué me hacían este daño, si yo procuraba no tener problemas con nadie», explicó. A partir de entonces, ella notó que los huesos de sus manos y pies dolían y sentía como si fueran a quebrarse, pero al acudir con un especialista no encontraron nada normal.
De acuerdo con el obispo Edir Macedo, muchas veces ese tipo de situaciones son causadas por un ente maligno, quien toma posesión de la vida de la persona; algunas señales de posesión maligna describen el sentir de Lorena: insomnio, deseos de suicidio, visión de sombras, etc.
Medita en: Dependa del Espíritu Santo
Tratando de buscar un refugio, terminó presa del alcohol, hasta que recibió una invitación que cambió su vida. «Llegué a la iglesia Universal por una invitación y el primer día lloré mucho, pero salí liviana y con un gozo inexplicable. Ahí me orientaron que la forma correcta de combatir los males que yo estaba pasando era a través de la fe en Dios y la perseverancia. Empecé a asistir los viernes y domingos, fue el primer propósito que hice sin fallar, y aunque pasé muchas luchas en ese momento, porque no tenía dinero y me iba caminando, comprendí que necesitaba acudir con constancia pasara lo que pasara.
Para alcanzar mi liberación hice varios propósitos de fe, por ejemplo, usé la rosa consagrada en mi hogar, y a partir de entonces noté cambios. Poco a poco dejé la bebida, ya me sentía más contenta y empecé a ver la vida de otra forma. En las reuniones escuché sobre recibir el Espíritu Santo, decían que es Dios habitando dentro de la persona, dando paz y felicidad. Además, explicaban que era importante buscar en primer lugar el Reino de Dios y lo demás Él nos lo daría por añadidura. Creí en esa palabra, y aunque estaba necesitada en todas las áreas de mi vida, lo prioricé a Él.
Para recibirlo tuve que dejar el rencor porque veía a mi esposo y sentía un coraje, al recibir la presencia de Dios empecé a verlo con más amor, lo perdoné, él me pidió perdón. Para mí, el Espíritu Santo es como tener un escudo que me cuida ante cualquier mal; aunque me lancen maldiciones, brujería o surjan problemas, sé que estoy protegida. Su presencia me cambió por completo, veo a mis hijos y esposo con amor, ya no hay tristezas ni ando con la cabeza abajo.
A quienes estén en una situación como lo que yo viví les recomiendo acercarse a Dios, entregarle sus cargas y tristeza en Sus manos. No importa cuántos y cuáles sean los problemas, solamente Dios puede darles alivio.
Viernes de Liberación Espiritual
¿Tu situación es semejante? Entonces, te esperamos este viernes 26 de julio a participar en el quinto día, que se llevará a cabo el encuentro de la Purificación del Templo en la reunión de Viernes de Liberación Espiritual, especialmente a las 7 p. m. en el Templo de los Milagros: Av. Revolución núm 253, col. Tacubaya. O bien, en la Universal más cercana a ti.
¡Participa en este encuentro!