«A mi hermana gemela y a mí nos salieron unas manchas en la piel, principalmente en los brazos; nos causaban mucha comezón y, al rascarnos, se convertían en heridas.
Con el tiempo se formaban hoyos de los que comenzaba a salir pus y luego terminaban en costras.
Por la inseguridad, evitaba usar mangas cortas y tampoco quería bañarme para no ver mi situación. A veces las heridas cerraban, pero al poco tiempo se volvían a abrir; pasamos 8 meses así.
No teníamos dinero para un especialista, pero llevábamos poco tiempo asistiendo a la Universal y decidimos poner en práctica nuestra fe para que Dios nos sanara.
Entonces, comenzamos a usar el agua consagrada: la bebíamos y nos bañábamos con ella, confiando en que el Señor podía hacer lo imposible.
Al poco tiempo las costras se secaron y las heridas cerraron. El Altísimo nos sanó sin dejarnos ni una cicatriz.» Lydia Candia
Reunión de Sanidad
Si estás pasando por una enfermedad, sea cual sea, puedes hacer uso de tu fe para determinar el bienestar de tu salud.
Te invitamos a participar en la Reunión de Sanidad. El encuentro tiene como objetivo enseñar a las personas a usar su fe para cambiar su situación de salud. Te esperamos todos los martes, especialmente a las 7 p. m., en la Universal más cercana.
(*) La Universal aclara que todos los conceptos emitidos en este sitio web, así como la programación de radio y de televisión, son cuestiones de fe, en modo alguno deben ser interpretados como elementos con atribuciones terapéuticas, sin demérito de la medicina, ni de quienes la practican. NO DEJES DE CONSULTAR A TU MÉDICO.