«En cambio el espiritual discierne todas las cosas; pero él no es enjuiciado por nadie.» (1 Corintios 2:15).
Quien es carnal reclama que nadie lo entiende. Quien es espiritual no necesita que nadie lo entienda. Dios lo entiende, y eso ya es suficiente.
El que es carnal no consigue entender lo que pasa y sufre por eso. El que es espiritual puede no entender lo que pasa, pero entiende que Dios lo está permitiendo y con eso basta.
Por Cristiane Cardoso
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