Muchas personas, en lugar de desarrollar la fe, desenvuelven la codicia. Al respecto del tema, el obispo Macedo explicó que por eso tienen «una vida pobre y eso es una humillación, porque Dios quiere ser glorificado a través de su vida».
Para que Dios sea glorificado en la vida de alguien, es necesario que, primero, la persona sea libre del pecado, porque «el pecado lleva a la muerte, ya que él es la fuente de la duda. Si usted vive en el pecado, tiene dudas; y en la duda, pierde», señaló el obispo.
Por eso, según él, es necesario que la persona se entregue a Dios. «Su vida depende de eso, su futuro depende de eso. Depende del 100% de su entrega; el resto, ¡déjelo con Dios!», afirmó.
Además de eso, el obispo incluso destacó que cuando la persona se entrega a Dios, Él empieza a ser glorificado. «Dios quiere que usted tome actitudes por sí mismo y manifieste su propia fe, a fin de no estarle debiendo ningún favor a nadie; para que conquiste por su propio esfuerzo, mérito y [así] avance con sus propias piernas, sin depender de quien quiera que sea», agregó el obispo.