«El que vive aislado busca su propio deseo, contra todo consejo se encoleriza. El necio no se deleita en la prudencia, sino solo en revelar su corazón.» (Proverbios 18:1-2).
La persona egoísta solo piensa en ella misma. Vive aislada porque no sabe retribuirles nada a los demás. Por eso se vuelve necia, al seguir los sentimientos de agradarse a sí misma, queda lejos del temor del Señor, que es el principio de la sabiduría.