«¿Hasta cuándo he de tomar consejo en mi alma, teniendo pesar en mi corazón todo el día? ¿Hasta cuándo mi enemigo se enaltecerá sobre mí?» (Salmos 13:2).
El dolor del alma depresiva es tan fuerte que la persona se pregunta hasta cuánto tiempo lo soportará, pues ya se está consumiendo y sin esperanza.
Le molesta ver a sus enemigos exaltándose y siempre venciendo, mientras ella vive en la aflicción.
Si en lugar de mirar a los demás reconoce que necesita la presencia de Dios, con seguridad será librada por el gran Señor y su tristeza terminará.