Día Internacional de la Mujer: amiga, vales mucho más de lo que crees

Cada 8 de marzo, el mundo celebra el Día Internacional de la Mujer, una fecha en la que se reconoce la importancia de su rol en la sociedad, los avances conquistados y los desafíos que aún persisten. Es un día de homenajes y de reconocimiento merecido. Sin embargo, más allá de esta jornada de celebración, es necesario reflexionar sobre el valor real de la mujer, aquel que va más allá de las palabras y se manifiesta en su vida cotidiana.
Las mujeres desempeñan un papel fundamental en el bienestar de las familias y de la sociedad en general. Son el pilar en el hogar, en los cuidados, en la educación y en múltiples responsabilidades que sostienen el día a día. En México, por ejemplo, las mujeres dedican en promedio 40 horas semanales a tareas del hogar y de cuidados no remunerados, mientras que los hombres solo 16, según un análisis realizado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), con base en datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (2023) del INEGI. Además, su participación en la economía remunerada ha crecido, pero aún se encuentra lejos de la equidad, con una diferencia significativa respecto a la de los hombres.
Estos datos muestran avances, pero también nos recuerdan que el verdadero valor de la mujer no radica solo en el reconocimiento externo o en la conquista de espacios laborales. Mucha, aun logrando independencia financiera o éxito profesional, continúan sintiéndose insatisfechas o luchando con su autoestima. Según estudios, la autoestima de las mujeres es más baja que la de los hombres, y factores como la autonomía financiera, la libertad de expresión y las conexiones sociales influyen en cómo se perciben a sí mismas.
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Adquiriendo valor propio
Pero el verdadero valor de la mujer no proviene de la sociedad ni de su entorno, sino de algo mucho más profundo y espiritual. A lo largo de la historia, muchas han buscado sentirse valoradas a través de la validación externa, sin darse cuenta de que el reconocimiento más importante es el que proviene de su interior.
Cristiane Cardoso, autora del libro La mujer V, señala que el valor propio no se adquiere con logros o reconocimiento social, sino con un entendimiento genuino de quiénes somos ante Dios. En la Biblia, Jesús demostró con hechos cuánto valor tienen las mujeres, transformando sus vidas y dándoles dignidad en tiempos donde eran marginadas. Desde la mujer sirofenicia hasta la mujer samaritana, pasando por María Magdalena, Jesús mostró que el verdadero valor de una mujer no depende de su pasado, su apariencia o su estatus social, sino de su relación con Dios.
Cuando una mujer se conecta con su Creador y permite que el Espíritu Santo le revele su verdadero valor, su perspectiva cambia. No necesita compararse ni buscar validación externa, porque su identidad está cimentada en algo eterno y perfecto.
Así que, en este Día Internacional de la Mujer, más allá de los homenajes y reconocimientos, la invitación es a mirar hacia dentro, a descubrir ese valor que no depende de logros ni de la aprobación de los demás, sino de una conexión profunda con Dios. Porque cuando una mujer reconoce su valor en Él, no hay circunstancia que pueda hacerla dudar de su importancia ni de su propósito.
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