«Decidí entrar en la brujería porque me decían que tenía el “don”. Tenía curiosidad y fui aprendiendo más sobre eso, como amarres y lectura de cartas. La razón principal de saber era para hacerles daño a unas personas que habían abusado sexualmente de mí cuando tenía 7 años, quería que pagaran por lo que habían hecho», contó Mariana Palacios Juárez. «Por aquel suceso, desde niña empecé a sufrir de depresión, incluso intentaba lastimarme golpeándome o con cortes. También me emborrachaba hasta perder mis 5 sentidos, de esa forma intentaba olvidar lo que me había ocurrido. Mis padres no sabían de mi depresión ni del abuso y además de su rechazo, también sufría bullying por mi físico».
Pero el sufrimiento de Mariana no termina ahí. Desde que ella recuerda, lidiaba con tormentos de carácter espiritual: «Veía sombras, escuchaba ruidos y tenías pesadillas horribles. No me gustaba salir, sentía que alguien me perseguía y tenía miedo. Llegué a escuchar unas voces que me decían: “tú no eres nadie”, “no vales nada”, “nadie te quiere, mejor deberías morirte, eso va a ser lo mejor para todos”. Intenté quitarme la vida como 5 veces. Cuando llegaba la noche, el miedo despertaba; no podía dormir porque, en ocasiones, con solo cerrar los ojos sentía que algo se subía encima de mí e impedía que me moviera».
El caso de Mariana no era inusual. El obispo Edir Macedo refiere que muchas personas son atacadas espiritualmente, pero lo que no saben es cómo enfrentar algo así, sobre todo cuando se sienten desesperanzados.
Así fue con ella, al sentirse sola, no buscaba ayuda, sobre todo porque pensaba que su vida no tenía solución. Sin embargo, cuando comenzó a ir a la Universal, con el tiempo comenzó a tener curiosidad sobre lo que les enseñaban: «Ahí escuché la historia de una joven que también había pasado por un abuso; me llamó la atención cuando dijo que con la ayuda del Espíritu Santo había logrado cambiar. También me fueron orientando que necesitaba liberarme del mal que estaba dentro de mí y eso era posible por medio de mi fe en Dios. Siendo constante en cada reunión, fui buscando mi liberación. Poco a poco el miedo, la tristeza e inseguridades se fueron yendo. Cuando me sentí bien, noté que me faltaba algo, era como un vacío dentro de mí».
El obispo Macedo explica que la mayor necesidad humana es recibir el Espíritu Santo, pues «cuando una persona tiene la plenitud del Espíritu Santo, es sellada por Dios, y una vez sellada, ningún espíritu maligno podrá entrar a su vida y habitar en su cuerpo. La Biblia afirma que somos templos del Espíritu Santo y, siendo así, por cierto, Él no aceptará compartir Su morada con ningún espíritu del mal».
Mariana entendió que recibir el Espíritu de Dios sería lo más maravilloso en su vida, así que se enfocó en buscarlo: «Comprendí que necesitaba alejarme de todo lo que me hacía daño, como los vicios y malas amistades. Oraba, hacía propósitos y fui participando más en las reuniones. Finalmente, encontré lo que necesitaba. El día que recibí el Espíritu Santo fue el más feliz de mi vida, me sentí completa, alegre, feliz y en paz.
Las personas pueden recibir la ayuda que necesitan. Yo creía no tener salida, pero entendí que para todo hay solución», concluyó.
Viernes de Liberación Espiritual
¿Tu situación es semejante? Entonces, te esperamos este viernes 12 de julio en la reunión de liberación espiritual. Te esperamos, especialmente a las 7 p. m., en el Templo de los Milagros, ubicado en Avenida Revolución núm. 253, col. Tacubaya, en la Ciudad de México. Pero si te encuentras al interior de la República puedes consultar en este enlace la dirección de la Universal más cercana a tu hogar.
¡Participa en este encuentro!