Antes de las consecuencias del pecado, la culpa se presenta con fuerza. Y ya que el pecador, normalmente, no acepta cargarla, esta es echada rápidamente sobre alguien, para así sentirse menos mal.
No obstante, la culpa no se puede transferir, y por más mal que el pecador haga sentir a su víctima, la culpa continúa con él. Y así, el pecador pasa a la siguiente fase, la de probarse a sí mismo que no está sintiendo nada, que la culpa es de todos menos suya. Y sigue viviendo su vida así, fingiendo que nada le está siendo cobrado…
¿Ya leíste? Inapropiado
Solo que la culpa permanece en la conciencia y por mucho que se haga el sordo hacia ella, esta no se calla y tiende a hablar más alto, a gritar.
¿Ha visto a alguien ocupando su día con cualquier cosa que no sea él mismo? Esta persona no quiere lidiar con la culpa que ahora la atormenta de día y, principalmente, de noche.