Una guerra sin tregua

El pasado domingo 23 de marzo, el obispo Franklin habló sobre la esencia de la fe cristiana y el verdadero propósito de seguir a Jesús. Enfatizó que la fe no puede estar limitada a lo que se obtiene en esta vida: «Si hemos esperado en Cristo para esta vida solamente, somos, de todos los hombres, los más dignos de lástima.» (1 Corintios 15:19).

El obispo aclaró que no es incorrecto buscar prosperidad, salud y bienestar familiar, ya que Dios como Padre desea lo mejor para Sus hijos. Sin embargo, advirtió sobre el peligro de una fe limitada a los beneficios terrenales, pues «si la persona no recibe esas cosas, entonces su fe va a mermarse, porque está siguiendo a Jesús solo por las cosas de esta vida», enfatizó.

Seguir a Cristo implica volverse enemigo público del diablo y entrar en una guerra espiritual constante, sin tregua, donde el diablo buscará el modo de hacer tropezar a los de la fe. «No espere que el mundo le aplauda, al contrario, va a enfrentar rechazo, porque es parte del precio de seguir a Jesús», afirmó.

En este sentido, recordó las palabras de Jesús: «Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien temed a aquel que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno.» (Mateo 10:28).

El obispo explicó que los creyentes pueden enfrentar rechazo, críticas e incluso conflictos con personas cercanas; tal y como Jesús lo dijo: «Porque vine a poner al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su misma casa. Porque vine a poner al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su misma casa.» (Mateo 10:35-36).

Sin embargo, el obispo resaltó que no se debe temer a la oposición humana, sino a la condenación eterna. También recordó que Dios está atento a cada detalle de cada ser vivo y nada escapa a Su conocimiento y cuidado: «Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados.» (Mateo 10:29-30). Por lo tanto, no debemos tener miedo a lo que vamos a perder de esta vida.

Otro punto crucial del mensaje fue la importancia de no negar la fe bajo ninguna circunstancia. A final de cuentas, la persecución es una prueba de que hay un verdadero cristianismo.

Finalmente, el obispo enseñó cuál es la posición que todo seguidor de Cristo necesita adoptar en dicha situación: «Cuando pasemos luchas por nuestra fe, en lugar de llenarnos de ira, oremos por esas personas», concluyó, recordando el ejemplo de Esteban, el primer mártir cristiano, quien oró por sus agresores antes de morir.

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