«¡Esperando y apresurando la venida del día de Dios, en el cual los cielos serán destruidos por fuego y los elementos se fundirán con intenso calor!» (2 Pedro 3:12).
Realmente, tenemos prisa y aguardamos la venida del nuestro Señor, con celo y estando en la verdad, para que no pasemos por la gran tribulación que vendrá sobre el mundo.
Por Ester Bezerra
